martes, 24 de noviembre de 2009

La Sesión

Sesión es el marco Espacio-Tiempo en el que se desarrolla una actividad concreta, en la cual se participa como actor o bien como espectador. El ritual de Umbanda se denomina de esta manera siguiendo la forma del espiritismo cardeciano, como dice la definición se puede participar como actor; los tipos de fieles que nombrábamos antes (desarrollo y apoyo) y como espectador o asistencia. El que asiste como espectador lo hace generalmente buscando algún tipo de favor de las entidades que allí se manifiestan y debe ajustarse a las reglas de respeto que todo ritual religioso exige. Los médium y los fieles de apoyo visten de blanco y no usan calzado.

El ritual se comienza bastante mas temprano con la limpieza del Terreiro y la preparación de las comidas que se han de presentar en la mesa (ver comidas). La mesa es un mantel blanco que se coloca a los pies del congal de Umbanda directamente sobre el suelo. La autoridad máxima en la sesión es el o los jefes dueños de casa, siguiéndoles el Ogán de Tambor de la Casa. Aunque se encuentren presentes otros jefes ya sean hijos de la casa con terrerios e hijos propios o religiosos de visita carecen de autoridad alguna sobre el curso del ritual limitando su mando exclusivamente a los hijos que les acompañen. Quizás esto parezca obvio pero es lamentablemente normal que religiosos de visita quieran demostrar su “poder” intentando imponer sus voluntades sobre las de la casa. Se da comienzo al ritual con lo que llamamos “elevación” que no es nada mas ni nada menos que tomarnos un tiempo (algunos minutos) para dejar salir de nuestras mentes todo lo que no corresponde a la sesión. Es un momento en el cual debemos pedir a los guías, lleguen a nosotros para realizar todo lo positivo que necesitamos o deseamos. Es un momento que debemos aprovechar al máximo porque cuando el tambor comienza a sonar se hace más difícil lograr la concentración adecuada. Es prácticamente imposible a mí ver, llegar corriendo de la calle pararse frente al congal e incorporar. Toda disciplina religiosa requiere para su desarrollo el aquietar el propio espíritu y el cuerpo, más aun cuando lo que vamos a hacer es prestar el vehículo a una entidad. En Umbanda los puntos (canciones para las entidades) equivalen a oraciones y como me decía hace años un sacerdote católico (El Padre Daniel Agazino, Jesuita): “el cantar es dos veces orar”. Los fieles se disponen en columnas de frente al congal ordenados por grado ritual y se inician los puntos de apertura al ritmo del Atabaque, el Aje y las Cinetas (campanillas de bronces de tono medio). Aquí tenemos diferencias en la Umbanda Blanca y la Cruzada mientras que en la blanca se hace pidiendo permiso a Santos Católicos en la Cruzada se hace pidiendo protección a los Orixás (aunque no se realice culto de Orixá en la casa). Los puntos de apertura incluyen una defumación del terreiro con hierbas y otros elementos. Inmediatamente se comienza a “llamar” a las distintas entidades según el siguiente orden:

· Línea de Ogún

· Línea de Caboclos

· Línea de Xangó

· Línea de Pretos Velhos

· Línea de Sereias

· Línea de Africanos

· Línea de Exú

Normalmente no se llaman a todas las líneas en todas las sesiones y este orden difiere de otras casas donde no se llaman Sereias, Exú y se invocan lo que se denominan Crianzas (espiritus de niños). Una vez que han llegado y se han retirado las entidades se procede al cierre de la sesión, a compartir las comidas servidas en la mesa y la limpieza.